lunes, 23 de enero de 2017

Las raíces o volar.


   En la comarca del Bolunin en Arthayira, vive un librero, que como buen librero es afecto a todos los vinos y licores, es dueño de mil historias, de incontables caminos, y de un rostro afable inundado de serenidad.  Nadie es profeta en su tierra y cuentan que antes  vino desde Silcuta con el afán de vivir la vida como en una poesía de Enrique Symns: embriagado de delirio, con delicadeza obscena enarbolaba todo, animado por Baco bailaba en remolinos. Revolcándose en paz, en el vergonzoso torbellino de los pecadores, en trance de espejismos hasta morir, y después resucitar sin darse cuenta, solo, a veces herido, en bermas y lugares empedrados o espinosos. Bukowski se hubiese escandalizado, Baal redimido, tal era para él la libertad. Tenía el cuerpo frágil como una libélula  y  los ojos profundos como una noche sin luna en la montaña.
   Un día, después de mucho andar, de volar lejos de casa, y de no tener nada más que la simplicidad de lo que abunda bajo el sol y dentro de la piel,  se enteró que su padre al morir le dejó en herencia un poco de dinero, que para muchos nunca es suficiente… Lamentó con lágrimas la muerte del viejo y  allí justo donde estaba, compró un pedazo de tierra de nadie,  solo porque tenía tres jóvenes pinos al sur, y un agreste paisaje impenetrable alrededor. Con sus manos cavó en la tierra un pozo  hasta el agua y con el barro que sacó del foso construyó una casa, lo que él llamó un hogar para su hijo, y fue tan feliz entonces…
   Pero el hijo nació sin vida.
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   Se abrazaron con la madre al dolor y en secreto sembraron su cuerpecito inerte en un lugar de la ladera boscosa del monte Salima, y cantó en silencio un canto antiguo de la impermanencia y lo eterno  para consolarse, una especie de mágico Sutra que aprendió cuando vivió entre los monjes del buda Dosen, como uno más entre ellos.  
   Y en el desconsuelo susurró:
“Cuando el dolor se apodera de la vida, la vida es cruel y vivir cuesta, le cuesta al corazón latir, cuesta respirar, ver, oír, caminar…uno cae a un  vacío abismal donde no aúllan ni los lobos grises, donde no  hay siquiera un hilo de amor para asirse, una burbuja de aire alegre donde flotar hacia arriba…y todo es más negro que la misma oscuridad”
   Pero también, la vida sigue ahí en todo momento, mostrando su esplendor, igual frente a los ojos, la gente ríe y celebra. El sol y la natura se fecundan y todo lo que muere la tierra lo convierte en flor y luego en ave. Cada estación trae su luz y sus olores.
   Cuando el corazón está triste y el alma es buena, el ser se traga la tristeza, y no hace cómplices a los otros, uno muere en el dolor pero nunca pierde la generosidad y por piedad se esfuerza en no lamentar la existencia y vive hasta que un día “comprende”  ya sea por los ojos de alguien, o por el tenue fulgor de una estrella en la mañana, que descubre,  que sabe, y es definitivamente feliz por la misma impermanencia.  
   Quien nunca quiso echar raíces porque el mundo es muy basto para explorar, voló de su árbol mas allá de las más altas cumbres, hasta que sus alas se cansaron, sin conocer el fin…y quiso entonces después echar raíces resignado. Pero su semilla fue estéril y tuvo que seguir volando, con las alas caídas, pesadas, sin ganas de volar. Y fue entonces; de tanto volar y volar por volar, cuando ya nada motivaba su vuelo, cuando ya ni el hastío tenía esa forma de monstruo abrumador  que le persigue desde adentro, que sintió que él mismo era el vuelo que volaba. Que volaba cuando nadie ni nada volaba, que era él: todo; aire, norte, cuerpo, y ala.
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   Con una paz extraña inundándole el alma, regresó a su terruño, a su pozo,  a su casa y sus libros… a labrar y a sembrar,  ya daban sombra  los tres pinos del sur. Su espíritu era su cuerpo, era un árbol que volaba siempre, su vuelo entero era una danza de pájaros en el cielo,  y así se fueron hundiendo  en la tierra hasta el centro hirviente, las  profundas raíces de su libertad.
   Me lo contó un artesano, que viajando por aquellos parajes de la espesa Pantania. Entró un día en su humilde librería y no salió nunca… atrapado con la magia del librero y sus libros, del viajero y sus viajes, de los ojos vivaces y profundos salpicando bondad y saber, derrochando alegría de gratis, libros tras libros mostrando sus historias descarnadamente sin censuras ni ovaciones.
   Decía;
“cada libro es como un hijo, es un árbol que vuela por sus hojas”.
   El artesano buscó en el bosque un leño de árbol que nunca dio buen fruto, y esculpió con afiladas gubias un cartel a modo de epitafio de la muerte, o quizás un réquiem alegre que invocara el nacimiento.   Hoy se luce sobre la puerta de la librería, y dice simplemente, como dando fe de todo cuanto existe y es…
DE LAS RAICES Y DEL CIELO
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   Años después de escuchar esto, un día de viaje por el sur , fui a Bolunin y pasé por el frente de la librería. No quise entrar, quise creer que ya sabía todo, o no quise romper aquella complicidad escondida escudriñando el pasado para certificar una verdad distinta, no quise quebrar aquella magia que impregnó a la  historia, la voz del artesano que me la relató con tanta vehemencia e histrionismo ¿Quién sabe?   
  No sé cuanto rato estuve sentado en el banco frente a la vidriera donde no cabía ya ni un libro mas y donde apenas se podía ver el interior  de aquel acuario de literatura.
  Estaba  contemplando el cartel de tan finos caracteres  tallados  sobre la rustica madera, cuando sale por la puerta como un lacónico relámpago un pequeño y delgaducho niño, que  buscaba en la vereda a alguien que pasara, para mostrar su dibujo. Luego la voz tranquila del librero de decía:
Hijo mío, Martín, vuelve acá con eso…
  El pequeño niño me miró, miró un segundo a su dibujo en aquel papel a rayas y corriendo volvió a entrar perdiéndose detrás de las paredes pletóricas de libros.
 Su dibujo; un árbol con alas.

No hay fin.







viernes, 2 de mayo de 2014

HECHO Y DESECHO NIHILISMO EN LA MENTE, TRAS ESCUCHAR A DOGEN.

O, “ fragmentos de demencia descuartizados”.

Y dijo Dogen; “He vuelto con las manos vacías. Todo lo que puedo deciros es esto: los ojos horizontales y la nariz vertical. Día tras día, el sol sale por el este y el gallo canta al alba. Cada cuatro años el mes de febrero tiene veintinueve días”.

     Entre las cosas ciertas, no hay nada cierto: el sol sale, pero ¿de dónde sale?  Despierto en la mañana, pero no será ¿que entras en otro sueño, supiste soñando que estabas soñando, dónde está la mañana?  La pared es roja, ¿Qué pasa si cambia la luz? El auto se mueve ¿no se mueven la calle ni las casas? ¿Te sabe como a mí la miel?  ¿Por qué es mejor el vino de Francia? ¿No tiene sabor el agua? Dios existe ¿Por qué unos lo han visto, y otros no? ¿Cubano? Muéstrame una frontera, una huella en la sangre. Me estoy fumando un cigarro, ¿no es la vida quien te fuma, mientras tú solo ves humo? ¿Estar arriba de la bola, que significa? ¿Qué hay detrás de los ojos? ¿Hacia dónde van los días? ¿Dónde no hay algo vacío, carente de nada? ¿Es otra la luna, la del reflejo en el agua? ¿Cuánto duele, un bastonazo en la espalda? ¿Es el viento, o son las hojas? Me voy caminando, mientras desde tu destino vienes. Tengo cuarenta años, jajaja…perdón cincuenta y cuatro…igual,  miles de vidas de un hongo lactarius. Si ya se, estoy bajo los efectos del aire marino. Tengo frío, y más calor me da estar lejos del fuego.

Pero si, en efecto, hay una única cosa cierta, después de la cual, todo puede ser entendido, el sol saliendo del amanecer, despertar en la mañana, los colores de la luz, el movimiento. El dulce de las flores de la miel, el mejor vino de Francia en cualquier vino, lo insípido de la sed. Que fumar mata, que Dios cuando no existe, existe, que “arriba de la bola” es estar actualizado en la habana. Y en fin, todas las verdades ciertas e inciertas…eso es, la única cosa cierta, la primera de las cosas ciertas, tras la cual, ciertas llegan a ser las cosas ciertas, es “los ojos en la horizontal,  la nariz está en la vertical” Y,  no es necesario entenderlo e innecesario explicarlo. Definitivamente. Mira y ve, todo lo que necesites creer. Es tal cual, la existencia, engendrando en ella, a todo lo que no existe. Si tienes ojos y nariz ya es posible despertar. No importa que todo se vea al revés, si todo gira. Para la mente,  en el universo, como es arriba, es abajo. Para caminar, es mejor tener las manos vacías, nada hay que abandonar, cuando solo tenemos lo que no podemos perder...una conciencia disuelta  en la impermanencia de lo eterno, que solo ve un reflejo de la realidad. tras lo cual, nada, la realidad misma.


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miércoles, 30 de abril de 2014

TRES METROS CONFUSOS.



  Era una noche sombría sin signos de luna, cuando creía eran tiempos de cigarras, pero ni un ave cantaba, solo las sombras reinaban en la faz del silencio. Tres metros confusos veían mis ojos delante de mí, ni un perro espantaba la infinita soledad, ni una estrella podía mostrar su reflejo en las gotas de niebla…aun así, no dejé de escuchar  el latir de mis pasos sobre el camino, adentro un ser que respiraba…mientras afuera la noche, como boca de lobo, era.

  Pero se, que en la noche la luna es la reina, que la atmósfera está llena de mariposas grises, de murciélagos con caras de ratones, de escarabajos y luciérnagas; que las estrellas hacen ver las transparencias y sus reflejos y que viajan, que los caminos van siempre más allá de lo que pueden ver los ojos, que en ellos hay perros  que ladran y que todo al mismo tiempo respira y late como en una sinfonía.

  Entonces seguí caminando, solo buscaba una puerta, y un interruptor. 

HOY ERA EL MAR



  Salí de casa y vi  vuelos de gaviotas ruidosas y agitadas, persiguiendo entre ellas, a cual llevaba la ostra, y la ostra siempre caía al agua y era devorada por peces, ellos que siempre han sido alimento de  gaviotas. Hoy era el mar también un mar de otros pájaros: de picos largos y robustos, finos y curvados, de alas largas y anchas, de plumas impermeables incapaces de mojarse, que escupía sobre la arena también su mar de conchas despobladas, ruinas de moluscos, crustáceos, y algas vencidas.

  Todo era la sal, la barca solitaria, un horizonte que linda en línea con el cielo… el pescador.  Azul de olas en la blanca espuma, cocos náufragos, un vasto lugar donde hundirse, donde  el flotar es suerte de lo que navega. El navío no es más que un madero a la deriva  y tiene en cada orilla un puerto. El mundo entero es una isla perdida en un océano, un navío, un madero, una deriva.

LOGICA DIALECTICA.

  Por  el pasto mojado camina la mañana, con sus zapatos húmedos de salpicar rocío. Si es invierno es porque hace frío, si es verano es porque no trae guantes ni bufandas, llueva o no. El sol hace su danza matutina del ascenso buscando el medio día, cuando se esconda la sombra y abunde la luz, cuando el cielo esté lejos de ser rojo. No festejan los elegidos con tanta alegría como los que sobran.

   Pero nunca llega la mañana al mediodía. No se puede estar detrás del norte. Ni dar un paso sin poner un pie en el aire. Detrás de velas ensanchadas y veleros veloces hay vientos que soplan. Hay que guardar agua cuando el agua abunda y caminar despacio para llegar lejos, si hace falta prisa es mejor tener cerca el destino. Siempre son caras las frutas al empezar la primavera. En épocas de sequías los que son lobos se comerán entre ellos. ¿Cuánto puede caminar en la nieve un conejo gris? No sería lenta la tortuga si no tuviera un cuerpo duro que escondiera su cabeza.  

   Un día podríamos estar  luchando contra lo que defendimos, en pos de la verdad, codo a codo con antiguos enemigos. Rogando porque alguien nos borre los tatuajes, para tatuarnos otros. Las revoluciones del pueblo maduran en dictaduras, los festejos tras  la victoria duran poco, las razones del mendigo en cualquiera de sus días le arruinan el mejor día al emperador, aquel no vive peor  en las mazmorras mientras sean frescas, ni lo espanta la muerte.  Las historias de naciones pacíficas son historias aburridas.  Mas estatuas y monumentos habrán donde más corruptos sean los gobernantes, más ladrones mientras más policías. Es en el tiempo de la paz, cuando se afilan las espadas.

   Debajo de un manzano, no es difícil descubrir la gravedad. Las dunas son de arenas y cubren los desiertos donde la sed es manantial del espejismo.






viernes, 22 de marzo de 2013

Un breve pensamiento en soledad.

  Andando tras huellas perdidas, blandiendo una espada ajena, va aquel que me gobierna. Agoniza como un relámpago en el viento de una noche, sabiendo que su tiempo es breve como el de una gota de agua en el fuego.Ya extinguìo su luz, su aliento a ozono, ya atravesó la nube de polvo  y humedad.

  Antes, cuando el cielo era claro y de la tierra matinal ascendían gloriosas las flores de agua, las microscópicas gotas de vida, buscaban al sol. Nada fue distinto: en el otoño se caían las hojas, y los búhos cantaban a la luna, en el invierno bailaba la lana de ovejas  y olía a ceniza, en la primavera eran dulces los amaneceres teñidos de rojo y rocío. .. y en el verano venìa una pareja de patos reales al estanque.

  Mi casa era una ventana con vista al mar en una calle que iba de un puerto hacia una iglesia, donde seguro que dios nunca viviò. Solo iban allì las penas de los hombres, sus culpas y sus lágrimas y  sus cuerpos antes de entrar acostados al cementerio listos para alimentar la sed de polvo que tiene la tierra.. hoy ¿quièn cree en el fin?, ¿quien duda que el mar tiene sabor a sal, que en las madrugadas oscuras, todos los caminos son grises como los gatos?

  Detrás de los ojos está el mundo que no muere, ese que se descubre y mira por los ojos el mundo de afuera donde hay que comer y respirar para vivir . Los ojos son una ventana , y esa ventana es espejo, cuando no se conoce que no hay unidad sin opuestos, que no es peor un hombre sabio porque sepa menos, o al menos: que las golondrinas y los murciélagos no se posan en la tierra, porque no tiene que saber saltar el que del vuelo no cae. sino, podrían dar manzanas los perales o cantarían ranas donde nunca ha llovido. Como un relámpago llega la eternidad de la vida, al que embriagado de si olvida su nacimiento, entonces la ventana no es espejo y los ojos pueden ver la realidad.  

martes, 24 de mayo de 2011

Consejos para el caminante guerrero.

    Ser sincero con sigo mismo, es ante todo conocerse con toda profundidad, cómo si no, fuéramos verdaderamente capaces de no engañarnos. Si la verdad debe vivir en el corazón, es necesario vaciar el corazón. Si quieres encontrar el manantial, camina por el río contrario a su corriente, si quieres trenzarte el cabello, comienza por desenredarlos. Así, camina el sabio hacia su muerte, cooperando con lo inevitable: como el invierno hacia la primavera, como la madrugada va al día. En silencio y en entrega, si el tiempo es adverso se detiene, si el tiempo es favorable avanza con fuerza, allanando las colinas de este ser efímero, para que el ser verdadero levante los templos y las ciudades eternas.
    Todo viaje culmina en un regreso, como todo movimiento en el reposo; ese río que susurra en las cañadas, se silencia en el lago. Si quieres ver al hijo, mira al padre, si quieres ver al padre, corre donde el hijo…no se da alimento a los deseos.
    La deformidad en el casco del caballo alado, no importa. El sello de la meta lo pone el caminante, solo baste recorrer el camino del corazón sin que importe a dónde llegue, la revolución es ahora, en lo profundo del ser, en el exacto momento que se pierde tratando de juzgarla “el poder de la acción está en el intento".
    El insecto rapaz no sobrevive, el insecto manso tampoco. Antes de la inundación tenga lista la barca y una flauta serena que susurre finas melodías en la tormenta. Un campo de flores es miel en abundancia. Dar amor es merecerlo. La mariposa no pone sus huevos en el árbol marchito.